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NOTAS DE TRABAJO (I)                                                         Autorretrato de Apóstol 5.- Maceo nos había citado para Bocuey, a donde no podremos llegar a las 12, a la hora a que nos cita. Fue anoche el propio, a que espere en su campamento. Vamos, -con la fuerza toda. De pronto, unos jinetes. Maceo, en un caballo dorado, en traje de Holanda gris: ya tiene plata la silla, airosa y con estrellas.-Salió a buscarnos, porque tiene a su gente de marcha: al ingenio cercano, a Mejorana, va Maspón a que adelanten almuerzo para cien. El ingenio nos ve como de fiesta: a criados y trabajadores se les ve el gozo y la admiración: el amo, anciano colorado y de patilla, de jipijapa y pie pequeño, trae vermouth, tabacos, ron, malvasía. “Maten tres, cinco, diez, catorce gallinas”. De seno abierto y chancleta viene una mujer a ofrecernos aguardiente verde, de yerbas: otro trae ron puro. Va y viene el gentío. De ayudante de Maceo lleva y trae, ágil y verboso, Castro Palomino. Ma
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LAS SINCERIDADES DE UN NIÑO DE SIETE AÑOS Ya he visitado tres veces la exposición de Carlos García de La Nuez en el Museo Nacional de Bellas Artes, Arte Cubano. Cardinales , nombre que lleva la colección presentada, tiene la marca de la ruptura cromática con las piezas traídas por él a la pasada Bienal de La Habana, aquella vez en el espacio expositivo Zona Franca , que hubo de situarse en la Fortaleza de La Cabaña. En esa ocasión, el pintor se devolvió a tonalidades grises, con blancos y negros, sin las paleta coloridas de su abstracción, un estilo que viene trabajando desde su paso por 4X4 en la década de los ochenta. Sin embargo mantiene en esta muestra, el formato grande, empleando en la mayoría de sus lienzos dimensiones como 285 centímetros por 285, es decir, algo más de dos metros y medios cuadrados de espacio abstracto cubriendo una pared blanca. Y cuando nos volvemos consientes que un espacio tan grande lo encierra o expande la abstracción, cuando estamos frente a
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NOTAS DE TRABAJO por Tomás Gutiérrez Alea Hay una raza especial de gente con la que tenemos que convivir, con la que tenemos que contar para nuestro disgusto cotidiano, en esto de construir la nueva sociedad. Son los que se creen depositarios únicos del legado revolucionario; los que saben cuál es la moral socialista y han institucionalizado la mediocridad y el provincianismo; los burócratas (con o sin buró); los que conocen el alma del pueblo y hablan de él como si fuera un niño muy prometedor del que se puede esperar mucho, pero hay que conocerlo primero, y nos parece verlos cuando los escuchamos, con el brazo protector por encima de los hombros de ese niño; son los mismos que nos dicen cómo tenemos que vestirnos, y cómo tenemos que pelarnos; ya saben lo que se puede mostrar y lo que no, porque el pueblo no está maduro todavía para conocer toda la verdad; se avergüenza de nuestro atraso y tienen complejo de inferioridad a nivel nacional. La película se propone tambi
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Duda de mi amigo Ramiro “(…)el arte se emancipa de su contexto ritual y apela deliberadamente a la imaginación del hombre”. E. H. Gombrich Duda mi amigo Ramiro de lo vivencial en la producción creadora del arte. Aunque él es un artista de la plástica, el que no se detenga con tiempo en la teoría lo conduce a tales despropósitos. En entrevista de Carlos Manuel Álvarez a Wendy Guerra, este se lamenta de la lentitud en los textos de H. Miller, a lo que ella responde que cuando tenga el sexo que disfrutó Miller y visite New York, podrá comprenderlo, podrá disfrutarlo.   Mi amiga Aimara, quien estuvo no hará muchos meses en New York, me cuenta sus experiencias con determinados judíos que la confundían con una mujer miembro de su pueblo y descubro que en sus lecturas está el escritor que a Carlos Manuel le causa agobio. Quizá Aimara, que es una mujer en la cual lo irreal y lo cierto se difuminan –no confundir con la duda cuestionadora de Eduardo Galeano y Álvaro Jácome-,
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LLUEVE SOBRE EL TECHO DE MI FORTALEZA por Frank García-Hernández Hoy amaneció lloviendo y ello es bueno, al menos para mí. Estos amaneceres me recuerdan la niñez. Si llovía no había escuela, sino había escuela, había juegos o hacía al menos lo que me daba la gana. Quedarse en la casa era un lujo, con mis juguetes, mis colores de pasta y plumones, todos salvados de la   perestroika   y el mercado en ruinas. Además, tenía regalos de creyones traídos por mis tíos de la guerra de Angola y Angola era, dichoso yo, un mapa grande con muchas ciudades, una bandera rojinegra e historias que no siempre me querían contar. En julio de 1988, cuando yo cumplía los seis años y aprendía a leer, mi madre no encontraba qué regalarme. Comenzaba ya lo que después sería casi el infinito. Comenzaba a crecer. En Marianao, ella y mi padrastro –que se llama Fidel y sigue siendo el esposo de mi mamá-, encontraron un castillo plástico de muchas piezas. Estaba empolvado. Iban a cerrar la tien
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LOS COMUNEROS NO DEBEMOS MORIR DE ABURRIMIENTO Viví en Santa Clara en la barriada de Santa Catalina. Desde allí, a través de los ventanales y los balcones, se veía la sede del partido comunista. No son muchas las cuadras que faltan para llegar al centro de la ciudad, el parque Leoncio Vidal, tanto que por la calle donde está –la carretera de Camajuaní- se llega en un minuto a uno de los más peculiares cafés de la ciudad: El Revolución, justo donde el nombre de la arteria cambia por Independencia, con número 313. Un poco más arriba se toman las motonetas que por solo cinco pesos, 25 centavos dólar al cambio actual, llevan al pasajero hasta la Universidad Central de Las Villas, un recorrido de algo más de cinco kilómetros.  Una mañana, mientras desayunaba un pan suave con queso blanco y café con leche, tocó la puerta una mujer joven. Traía un coche de bebé y vendía un apartamento. Por la conversación me enteré que era vecina de los tíos bisabuelos que me acogían
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Decálogo del teatro cubano contemporáneo visto por un aficionado en su butaca Hemos llegado al Mayo Teatral. Casa de las Américas convoca y viene Yuyachkani y La Candelaria , viene Argentina y viene Brasil. Pero ya tuve un Abril Teatral en Santa Clara con Páginas robadas al fuego de Estudio Teatral y la dirección de Joel Saéz, además de una anunciación de lo que venía y se fue en Argos Teatro con Carlos Celdrán y su obra Diez Millones  -que me gustaría decir, cumbre-. Diez Millones con Antigonón de Carlos Díaz y CCPC-El Portazo de Pedrito Franco, podrán conformar la trilogía necesaria para vivir la Cuba contemporánea desde la dramaturgia. Si quisiéramos un quinteto, colocaría a El Ciervo Encantado cuando nos trae Triunfadela y de continuar hacia el decálogo del teatro cubano visto por un aficionado en su butaca, colocaría  Lecciones de cubanosofía , del mismo grupo. Les sumo Si vas a comer espera por Virgilio y Mi socio Manolo , ambas del grupo Hubert D´Blanck