Decálogo del teatro cubano
contemporáneo visto por un aficionado en su butaca
Hemos
llegado al Mayo Teatral. Casa de las Américas convoca y viene Yuyachkani y La Candelaria, viene Argentina y viene Brasil.
Pero
ya tuve un Abril Teatral en Santa Clara con Páginas
robadas al fuego de Estudio Teatral
y la dirección de Joel Saéz, además de una anunciación de lo que venía y se fue
en Argos Teatro con Carlos Celdrán y
su obra Diez Millones -que me gustaría decir, cumbre-.
Diez Millones
con Antigonón de Carlos Díaz y CCPC-El Portazo de Pedrito Franco, podrán
conformar la trilogía necesaria para vivir la Cuba contemporánea desde la
dramaturgia. Si quisiéramos un quinteto, colocaría a El Ciervo Encantado cuando nos trae Triunfadela y de continuar hacia el decálogo del teatro cubano
visto por un aficionado en su butaca, colocaría Lecciones de cubanosofía,
del mismo grupo. Les sumo Si vas a comer
espera por Virgilio y Mi socio Manolo, ambas del grupo Hubert D´Blanck.
Podemos
llegar a la decena de los infaltables y sería entonces la mencionada Páginas robadas al fuego la número seis. Son cuatros actores quienes suben a
escena, pero quiero dejar los nombres de María Julia Santana y Delia Ibarra.
Esta
última, el más desquiciado de todos los rostros. Sabe colocar a la locura en ella misma como lleva la misma belleza de
cuerpo entero y a lo largo de la trama. Si Humberto Solás no hubiese tenido a
Raquel Revuelta o si alguien quisiera hacer un remake de aquella primera Lucía,
tendría que venir a Santa Clara y hablar con Delia Ibarra. Esta actriz no se
puede detener en la provincia, aun y sea dicha ciudad la próxima capital
cultural de la isla.
Algunos
me dijeron que no se emocionaron por haber visto ya, con anterioridad, Cuba y la noche y El camino de Santiago. Las dos obras que, después de los incendios
cotidianos, son la armazón de la nueva Páginas
robadas…. Yo solo coloco un detalle. Al concluir, apaguen las luces de un
golpe. Todos tendrán que pararse a aplaudir
y llorar. La escena de la bandera cubana es la vida.
Abracadabra,
de La Colmenita, dirigida por el
genio de Cremata el bueno y el guión de Llanisca Lugo, una maestra de la
solidaridad. Abracadabra goza del momento en que la Cuba cotidiana se vio en
los cinco prisioneros que negaron la tentación de salvarse. Claudia-Muma, quien
interpretaba a la educadora rebelde, no sabía que a este joven escritor lo
habían regañado en la Ispjae por hablar en sus clases del Movimiento Okupa, el
Sub Comandante Marcos y los horrores del estalinismo en la Rusia soviética. Qué
más podemos hacer, era el grito de concientización con la cual concluía la obra
de Cremata por los cinco héroes más cubanos del siglo XXI y que ninguno de
ellos se encuentra hoy en el Comité Central, ya estando todos hará cuestión de
un año y medio en Cuba libre y socialista, dándonos así, una clase de humildad,
con el estilo, corrección y método de José Martí.
Pero
quedan otras obras de teatro para terminar la lista.
Será
entonces Aire frío con la cual concluyo,
que por yo no haberla podido ver nunca en las tablas -pero sí leído-, ser hija
de Virgilio Piñera, un escritor que es el eggun
protector de los dramaturgos cubanos la coloco en el número diez. Que el fin
corone la obra, dice este aficionado, quien en la butaca y el capricho da estos
títulos suyos.
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