NOTAS DE
TRABAJO
por Tomás Gutiérrez Alea
Hay
una raza especial de gente con la que tenemos que convivir, con la que tenemos
que contar para nuestro disgusto cotidiano, en esto de construir la nueva
sociedad. Son los que se creen depositarios únicos del legado revolucionario;
los que saben cuál es la moral socialista y han institucionalizado la
mediocridad y el provincianismo; los burócratas (con o sin buró); los que
conocen el alma del pueblo y hablan de él como si fuera un niño muy prometedor
del que se puede esperar mucho, pero hay que conocerlo primero, y nos parece
verlos cuando los escuchamos, con el brazo protector por encima de los hombros
de ese niño; son los mismos que nos dicen cómo tenemos que vestirnos, y cómo
tenemos que pelarnos; ya saben lo que se puede mostrar y lo que no, porque el
pueblo no está maduro todavía para conocer toda la verdad; se avergüenza de
nuestro atraso y tienen complejo de inferioridad a nivel nacional. La película
se propone también, entre otras cosas, molestarlos, provocarlos, irritarlos. A ellos
también va dirigida.
Tomado de A cuarenta años de memorias del Subdesarrollo. Ediciones Icaic. La
Habana. s/f. circa 2008. pp.18-19
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