ABDUCIDO POR LA LOCURA*
por
Frank García-Hernández
En el año 1952 el
presidente constitucional de la República de Estonia fue hospitalizado en una
institución psiquiátrica de la Unión Soviética. Su país, había sido invadido en
1941 por las fuerzas de Stalin. Le depusieron y enviaron a un campo de trabajo
forzado. El motivo del ingreso en el manicomio fue que Konstantin Päts nunca
renunció a su cargo y cada vez que un funcionario le llamaba por el número
indicado en el uniforme, él le respondía que era el presidente de la República
de Estonia, lo cual era real. Ante el común de los burócratas, Konstantin Präts
estaba loco, enajenado, abducido por una realidad que ya había dejado de ser. Ahora
era otro número entre otros tantos. En el exilio esperaban la vuelta del loco. Jüri
Uluots y August Rei –las cabezas del gobierno báltico en el destierro- se
decían sus representantes y sustitutos hasta que ambos murieron. Alejandro
Jodorowski, de haberlo conocido, hubiese reafirmado su postura ante la
enajenación mental: “La locura es un mito, no una enfermedad. Es una actitud
mental diferente”. Por desgracia, Nikita Khruschov, que por entonces fue el
sustituto de Stalin, consideraba que “aquellos que se oponen al comunismo su
estado mental no es normal”. El peor final que pudo tener Konstantin Päts fue
creer que él era un recluso más en aquel manicomio, y nada más. El mejor inicio
de esta exposición será tatuarnos la locura en los ojos con las imágenes que
vamos a ver.
*palabras al catálogo de la exposición personal de Ramiro Zardoyas Abducidos en el taller de tatuajes La Marca en La Habana Vieja
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